Capitulo 10: Idioteces

Category:

-¡Vamos, Ced!-oí nada más despertarme-Estará dormida ¡ningún humano cuerdo se despierta a estas horas en vacaciones!
            -¡Ella no es normal!-contestó la voz más bonita del mundo-Dentro de lo que cabe, me refiero.
            -¡Con este barullo vamos a despertar a toda la familia, retrasados!-exclamó otra voz masculina.
            -¡Creo que eso es lo que pretende Ced!-le respondió otra voz- ¿Así quieres ganarte el cariño de tus futuros suegros?- ¿cuántos eran? ¿Cinco, puede que seis?
            Por un momento me dieron ganas de salir hacia la ventana y gritarles: ¡Largaos! Pero no pude, no tenía suficiente voluntad. Seguí en la cama, escuchando sus voces.
            -Conocí ayer a mi suegro y a la abuela de mi chica, ¡créeme, Bethanie y yo somos igualitos en cuanto a orígenes!
            -¡Estás… eres idiota, chico! ¡Se te ha muerto alguna neurona, estoy seguro!
            Me reí.
            -¡Oye, creo que está dormida! ¡De lo contrario ya se habría asomado!
            -Tendría que verlo para probarlo…-farfulló Cedric entre dientes.
            Cedric estaba loco. Solo una persona como él podía provocar a una asesina en una cena familiar, presentarse en mi casa a esta hora y encima gritar de esa manera. Afortunadamente, mi padre estaba trabajando ya. Se le habían acabado las vacaciones, pero aún así me dedicaba más tiempo al que me tenía acostumbrada.
            Noté un ruido, como el sonido que producen piedras al colisionar contra un cristal. Fue entonces cuando tuve que levantarme, no quería que rompiera el cristal. Tenía un aspecto penoso: mi pijama estaba compuesto por un short muy mini rosa desteñido y una camiseta de manga corta de ACDC. Me eché hacia atrás el pelo y me asomé a la ventana con timidez. Ahí estaba él, como siempre. Igual que siempre.
            -¿Qué quieres?-pregunté, haciéndome la dura de nuevo.
            -Siento mi nefasto comportamiento, pero no podía evitarlo. ¡Me has obligado a compartir mesa con una judía!-me explicó. Enarqué una ceja-Pero no estoy aquí por eso… He venido para presentarte a mis amigos Chase, Nelson, Charlie, Lewis y William-dijo, señalando a cada uno mientras pronunciaba sus nombres.
            -Creo que tú y yo deberíamos de… tener una conversación a solas-musité poniéndome roja.
            -¿Qué te parece hoy en mi casa a las nueve? Teníamos pensado ir a la bolera pero supongo que no les importara que me raje ¿verdad chicos?-se aseguró.
            -¡Eso! ¡Puedes quedarte con Don Cedric!-me respondió el que debería de ser Charlie.
            -¡A Ced le encantas! ¡Nos lo ha dicho muchas veces, habla mucho de ti!-me confesó Nelson. Sonreí.
            -¿Te apuntas?-preguntó Cedric, dubitativo.
            -Supongo…-respondí, convencida.
            -¡Guay! En mi casa a las nueve, te estaré esperando. ¿Quieres venir con nosotros ahora?
            -Me parece que me voy a quedar… en… la… cama-dije hiperventilando
            -Como quieras ¡No faltes y sé puntual!-bromeó, como insinuando que Margaret podía ser la primera en oponerse a su plan. Puse los ojos en blanco y cerré la ventana, yendo de nuevo para la cama.
            Cedric era especial, muy especial. Me cansaba de decirlo en realidad, pero no podía parar de hacerlo. ¿Por qué narices Drake no podía ser así? De nuevo, cogí mi block, el bolígrafo de siempre y empecé a escribir.
            Drake ya no es importante para mí.  
            No lo extraño como antes, ni siquiera un poquito. Nada. Es como si Cedric hubiera sabido sustituir con creces a Drake. Le quiero, tengo que reconocerlo. Con él me siento segura, mucho más segura de lo que podría sentirme con Cedric. Puede que esté diciendo un disparate, pero es la verdad. No imagino a… no le veo defendiéndome, a Drake, en cambio, sí.
            Lo de Cedric fue muy apresurado. Lo conocí en el bosque; al principio me pareció alguien oportuno, para desahogarme de manera ligera y no demasiado confiada. Pero luego, cuando me lo volví a encontrar en Darkshire y estuvimos tomando algo en una cafetería como viejos amigos, comprendí que estaba sintiendo algo muy especial. Sobre todo después de que Drake me pidiera explicaciones. En ese momento, lo odié.
            En cambio, mi amigo era diferente. Había tenido una relación pausada con él, lenta y tranquila. No había sido tan de sopetón como Cedric. En cambio, lo que sentía por él era mucho más fuerte, imparable. Sentía que con él me iba poco a poco a la deriva, a la mierda. Pero irme con él a aquel lugar resultaba agradable, muy agradable. Incluso el infierno sería como el cielo si él estuviera conmigo.
            Volví a la cama con aire decidido. A saber qué me dirá por la noche, “a saber qué le diré” pensé. A veces era demasiado difícil sobrellevar una relación formada por dos personas libres, porque Cedric era responsable, tenía la cabeza en su sitio, pero no dejaba de ser un adolescente. Yo aún estaba empezando a vivir la vida, mi vida, después de varios meses sin poder sentir nada por la monotonía de los días.
            ¿Estaba Cedric haciendo una idiotez? ¿Estaba cometiéndola yo? ¡No sé nada! Después de conocer a sus amigos hace pocos minutos me había dado cuenta de que la vida de Cedric era muy diferente antes. Llevaba un ritmo más movido, fiestero. ¿Cómo podía estar ahora soportando mi forma de ser, mi manera de vivir?
            Necesité pocos minutos para volver a conciliar el sueño. Me adormilé pensando en Cedric. Tenía una preciosa cara de bebé y una sexy postura de adolescente alocado.
            -Te quiero-susurré antes de volver a dormir.
            Cerré los ojos. 

Comments (0)